El abuso sexual infantil es un delito que puede llegar a generar un trauma al menor de por vida. Por ello, es necesario que los colegios sean cuidadosos y tengan en cuenta un mínimo de medidas básicas preventivas para que estas situaciones no se den. Algunas de las medidas que se pueden tomar son:
- Seleccionar bien al personal (profesores, voluntarios y demás profesionales que trabajen en el colegio). Conocer si tienen antecedentes o contratar a trabajadores que han recomendado por alguna vía nos permite controlar –aunque no totalmente– que contratamos a un personal capacitado para trabajar con niños de manera apropiada.
- Establecer programas de formación en lo relativo al ámbito sexual adaptados a la edad y desarrollo del menor. Explicar qué comportamientos son apropiados y cuáles no para que, cuando intercepten que un adulto tiene una conducta inadecuada con ellos, sepan reconocerlo.
- Proveer de material educativo a los padres o tutores para que colaboren en la protección de los niños en este ámbito.
- Controlar el uso de los ordenadores dentro del colegio, permitiendo exclusivamente el acceso a contenidos adecuados a la edad del menor.
- Tener programas educativos sobre cómo utilizar herramientas como Internet, informando sobre su buen uso, peligros y problemas. Además, cómo informar a un adulto cuando se vea algo sospechoso en la red y cómo protegerse de posibles abusadores.
- Tener un protocolo de actuación, conocido por todos los profesores y personal, en el caso de que un niño revele – directa o indirectamente– un caso de abusos.
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